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domingo, 4 de enero de 2015

Fuegos píricos y otras diversiones para cautivar la vista.

Según explica John E. Varey, los fuegos píricos era unos «cuadros pintados en fondo negro y agujereados en muchos sitios; detrás de ellos se ponía una rueda iluminada que al dar vueltas, producía un efecto deslumbrador» . 
El primer anuncio que recoge la Hemeroteca digital de la Biblioteca Nacional es de 1799 y aunque pueda parecer sorprendente que se mencione estos fuegos píricos con la exhibición de juegos físicos y matemáticos, hay que comprender que las demostraciones de lo que hoy entendemos como ciencia recreativa eran muy frecuentes en toda Europa. 
En muchos casos los juegos matemáticos consistían en habilidades de adivinación y las diversiones físicas eran entendidas como exhibiciones mágicas, de manera que muchos de estos divulgadores científicos eran confundidos con magos. Para difundir estas prácticas, llegaron a España Pinetti y Tassinari en la última década del XVIII. Del éxito del primero en Europa es significativa la publicación de La magie blanche dévoilée en dos volúmenes (1784-85), donde se descubrían algunos de sus trucos. Esta obra sería traducida y publicada en España con el título de La Magia Blanca descubierta o el demostrador de física y Matemáticas, declarado como un simple jugador de manos (1792).

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