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lunes, 29 de enero de 2018

«Pepe "la Pulga"» en los «Cuentos gaditanos» de Ibáñez-Pacheco (I)

Se trata del cuento 53, de los Cuentos gaditanos, de que he hablado en otro lugar de este blog. En esta ocasión, está protagonizado por un calesero. Por el elemento narrativo-costumbrista, la mezcla de tipos, las referencias orales, las alusiones políticas y el humor, recuerda a los romances de carnaval.

Cuesta de las Calesas: Fuente Fotos antiguas de Cádiz


PEPE LA PULGA. 

                                           El señó Pepe la Pulga 
                                    mozo, aunque basto, d'esprit, 
                                   era todo un calesero: 
                                   cuando, con aire gentil 
                                   y un medio vaso en el buche 
                                   y en la boca un prajandí (*)
                                   saltaba en el pesebrón 
                                   bien se le podía aplaudir; 
                                   y no había mayoral,
                                   ocupado en el trajín
                                   desde Cádiz a Sevilla 
                                   y desde Sevilla aquí, 
                                   que al señó Pepe la Pulga
                                   le tuviera que advertir, 
                                   en punto a su obligación, 
                                   el más mínimo desliz.
                                   Así el tal tenía más fama, 
                                   en aquel tiempo barí ( **), 
                                   y más viento y fantesía 
                                   que tuvo el general Prim, 
                                   cuando dicen que ganó 
                                   la bandera marroquí: 
                                   y ninguno por delante 
                                   pudo nunca conseguir 
                                   ponérsele, que la Pulga 
                                   era el hombre de más chic 
                                   para rodar la calesa 
                                   que hubo desde aquí a Madrid.


(*) Gitanismo que significa 'cigarro' (REBOLLEDO).
(**) Del caló, excelente.

Continuará en la siguiente entrada.

jueves, 21 de enero de 2016

Cuadros vivos en Cádiz.

     Con ocasión de la celebración de las Jornadas «Culturas Comunes», tuve la oportunidad de recordar y comentar en público, la noticia que me proporcionó la lectura del libro de mi admirada Carmen Pinedo Herrero, El viaje de ilusión: un camino hacia el cine. Espectáculos en Valencia durante la primera mitad del siglo XIX, Valencia, Generalitat Valenciana, 2004. (Aún no nos conocemos personalmente, pero espero tener pronto esa oportunidad).
      Pues bien, el comentario surgía con motivo de las propuestas que la ciudadanía podía ofrecer al Ayuntamiento de Cádiz para dinamizar la visita de museos y recordaba a modo de ejemplo la representación de estos cuadros vivos, que en el XIX se ejecutaban en los principales teatros de España.
     Según documenta Carmen, el Diario mercantil de Valencia se mofaba de la prohibición de los cuadros vivos en Cádiz y planteaba, «o bien las autoridades de la corte son más inmorales que las de provincias, o en esta se representan los cuadros vivos en cueros» (Diario mercantil, 16 de febrero de 1850) (Pinedo, 2004, 42). Por mi parte, he podido comprobar que en el Catálogo de Espectáculos y diversiones públicas. Gobierno civil de Cádiz (1797-1869) Alberto Sanz Tréllez da la referencia de que entre el 21 de diciembre de 1849 y el 02 de enero de 1850 se tramita una queja del Provisor del Obispado de Cádiz  «para que no se dé al público la representación de cuadros vivos por obscenos»       
     Seguramente, el Provisor estaba algo desorientado o bien la selección de cuadros en tiempos navideños había levantado extremas suspicacias.
     Todavía hoy es posible ver algunos de estos cuadros vivos o vivientes:

Fuente: Youtube
Os dejo también la siguiente noticia sobre un «Festival de Cuadros vivientes en California», que trajo la publicación Teinteresa.
     Puestos a dar ideas, también se me ocurría que convocar un certamente sobre romanceros de carnaval (esos que van con sus cartelones como los de los aleluyas y romances de ciego del XIX) con temática de las distintas piezas de los museos y archivos locales, también tendría un singular atractivo, sin duda.
Fuente: Todocoleccion.net.

Fuente: Caminando por Madrid


jueves, 10 de octubre de 2013

Café, copa y puro V.

          Una de las escenas en que el café y la copa cobran especial protagonismo es en la cena que tiene lugar durante el baile del lunes de Carnaval en el Casino:
 

Joaquín Orgaz había prometido cantar por lo flamenco a los postres.
La cena era breve pero buena, platos fuertes, buen Burdeos, buena champaña; en fin, como decía el Marqués, primero mar y pimienta, después fantasía y alcohol.
Todos, las baronesas inclusive, se reían de los plebeyos que allá fuera seguían bailando y tenían que contentarse   con los helados que se servían sobre las mesas de billar.
           El ruido, las luces, la algazara, la comida excitante, el vino, el café... el ambiente, todo contribuía a embotar la voluntad, a despertar la pereza y los instintos de voluptuosidad... Ana se creía próxima a una asfixia moral... Encontraba a su pesar una delicia intensa en todos aquellos vulgares placeres, en aquella seducción de una cena en un baile, que para los demás era ya goce gastado... Sentía ella más que todos juntos los efectos de aquella atmósfera envenenada de lascivia romántica y señoril, y ella era la que tenía allí que luchar contra la tentación. Había en todos sus sentidos la irritabilidad y la delicadeza de la piel nueva para el tacto. Todo le llegaba a las entrañas, todo era nuevo para ella. En el bouquet del vino, en el sabor del queso Gruyer, y en las chispas de la champaña, en el reflejo de unos ojos, hasta en el contraste del pelo negro de Ronzal y su frente pálida    y morena... en todo encontraba Anita aquella noche belleza, misterioso atractivo, un valor íntimo, una expresión amorosa...
            Todo esto pasó por el cerebro de la Regenta mientras Mesía, sin ocultar la emoción que le ponía pálido, se inclinaba con gracia, y alargaba tímidamente una mano.  
            Antes que ella quisiera, Ana sintió sus dedos entre los del enemigo tentador... debajo de la piel fina del guante la sensación fue más suave, más corrosiva. Ana la sintió llegar como una corriente fría y vibrante a sus entrañas, más abajo del pecho. Le zumbaron los oídos, el baile se transformó de repente para ella en una fiesta nueva, desconocida, de irresistible belleza, de diabólica seducción. Temió perder el sentido... y sin saber cómo, se vio colgada de un brazo de Mesía...


Esa embriaguez de los sentidos favorecida por la atmósfera carnavalesca resulta muy propicia para la exaltación de los sentidos y particularmente para dejarse llevar por la sensualidad y olvidar los prejuicios de la religión y la moral. Mesía no va a desaprovechar la oportunidad que le ofrece el ritual profano, aunque aún no podrá llegar a dar rienda suelta a sus apetitos sexuales. En todo caso, la Regenta, después de esta ocasión estará más abierta al deseo.