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jueves, 30 de enero de 2020

«Dormidos despiertos: la gran españolada», de José María Merino

Hace algunos años mientras preparaba mi curso sobre literatura española en Blogs, me tropecé con un relato de José Mª Merino, el que da título a esta entrada, en el que el autor gallego reflexiona sobre la fortuna del tema de «el dormido despierto». Se trata de un relato cuyo origen «parece remontarse a un cuento chino, escrito al parecer por Chuan-Tzu, seguidor de Lao Tse, en el siglo IV a. C.: Soñó que era una mariposa, y al despertar no supo si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que estaba soándo ser un hombre».

De allí el cuento pasaría a Las mil y una noches y en España tendría enorme fortuna barroca, tanto en la historia de «Los tres maridos burlados» de Tirso de Molina como en La vida es sueño, de Calderón.

Lo que más me interesa en esta ocasión no es tanto la pervivencia de un tema como este sino su enunciación en forma de microrrelato, porque este género —al que José María Merino dedica varias páginas y nuevas creaciones en este libro («Minisoutos patafísicos», «Cinco miniminis»)— reúne muchísimas posibilidades de desarrollo en la literatura nacida para vivir en la red.

Páginas de Espuma
Las conexiones que hace Merino con la situación española puede leerlas el lector interesado en Aventuras e invenciones del pofesor Souto (Páginas de Espuma, 2017).

martes, 27 de enero de 2015

El cuento en el curso «Literatura Española Actual, Nuevas Tecnologías y Medios de Comunicación»

          Comienzo esta tarde mi participación en el curso coordinado por mi compañera Mª Isabel Morales Sánchez, «Literatura Española Actual, Nuevas Tecnologías y Medios de Comunicación». Como el año pasado, pretendo que mi aportación sea modesta, pues no es que yo sea un genio en esto de las «Nuevas tecnologías» —si es que se le puede seguir llamando así—, pero sí que espero que mi experiencia sobre el blog como herramienta docente, de investigación y transferencia, resulte fructífera a los estudiantes.
         Aunque cada vez el número de estudiantes que se acerca al mundo digital es creciente, aun hay muchos que mantienen distancias y reticencias. No todo el mundo puede disponer de un ordenador personal, pero es cierto que cada vez son más los que se acercan a la nueva literatura a través de la tablet o el móvil.
          Como bien saben los docentes de secundaria y bachillerato, estas nuevas herramientas ofrecen muchas posibilidades, pero también tienen algunas desventajas como que la adición a estos aparatos puede ser tal que los alumnos no presten atención a lo que ocurre fuera de la red. Cada vez se lee menos y se escribe menos en papel, lo que —sobre todo en el caso de la escritura— está repercutiendo en el empobrecimiento del lenguaje. Por eso la escritura de un blog puede ser algo muy beneficioso. Así que la idea es conectar una afición con una necesidad. El ámbito de la aplicación del curso dependerá de los intereses de los estudiantes de este año, ya veremos cuáles son.
          En todo caso, creo que, bien usadas, las huevas herramientas nos descubren un mar infinito por explorar. Son muchas las aplicaciones que están surgiendo dedicadas a la lectura, algunas de apariencia tradicional, pero no menos gratificante y seguro que hay muchas por llegar. Veremos que nos depara el derrotero de los días venideros y espero cumplir con las expectativas de los alumnos e incluso, abrir horizontes nuevos en esta era digital.



viernes, 16 de enero de 2015

Incidentes, accidentes, en el curso de la navegación bloguera

        Pues justamente de eso se trata. Cuando uno empieza a dar clase no tiene conciencia de la multiplicidad de problemas que pueden surgir en el camino y un blog, un cuaderno de bitácora que se precie de serlo, debe servir de aguja de marear para los venideros y para uno mismo. Como explicaba a los alumnos del máster, lo primero que tiene que aprender un profesor, y no es tan fácil, es a ser flexible con su programación, a pesar de los jefes de departamento o de centro y de quien quiera imponer el ritmo que no conviene a todos. Parto de la idea —lógicamente— de que estamos en esto por voluntad y compromiso, y una, más o menos clara, vocación.

         Es difícil, cuando los perfiles de los alumnos son tan diferentes y más aún sus horizontes y expectativas, acertar a complacer a todos. Es complicado, entre otras cuestiones porque, a veces, ellos mismos no lo tienen claro, o sí, pero no aciertan a ver la forma, o consideran que eso vendrá por «ciencia infusa»,  o  esperan que el docente va a acertar a darles la fórmula mágica que se adapte a cada uno de sus intereses. Fuera de este primer inconveniente, aún quedan muchos obstáculos en el camino —y obvio la falta de verdadera vocación—, que no viene al caso.
           En muchas ocasiones, falta iniciativa, creatividad, faltan objetivos, falta creerse lo que uno está haciendo; en cambio, otras, la ansiedad que crea querer asimilarlo todo en muy poco tiempo, resolver todas las dudas, salir del curso con toda la preparación para encontrar un trabajo constituyen otro tipo de retos que hay que afrontar.
           En fin, como es lógico, en el medio está la virtud y solo la persona que se lo toma en serio, que tiene verdadero interés, que no espera que se lo den todo hecho, acertará y, más allá de cualquier inconveniente, alcanzará su «utopía», porque, como enseñan los cuentos, la magia la aporta cada uno.
          Lo que importa es no quedarse en la «faja del libro», sino adentrarse, sumergirse en la lectura, en la lección que se nos propone, para discutirla, aprobarla o descartarla, pero sin prejuicios y con todo el respeto que el profesor —como el alumno— exige.