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domingo, 2 de junio de 2013

Una doncella en la fiesta del Corpus Christi (II)

             Retomo el asunto de la tarasca y las procesiones del Corpus Christi, que inicié en mi entrada anterior.
           Evidentemente, la tarasca es un monstruo de origen pagano que en forma de dragón (serpiente en griego) o similar, aparece en culturas muy remotas en el tiempo y en el espacio, desde Grecia y Noruega, a China y Japón o México ––donde, como recuerda Weisz, se utilizaba un juguete sacro con el nombre de tarasca––, pasando por Mesopotamia y Egipto.
           En otras ciudades españolas, la Tarasca sale la víspera de la procesión del Corpus, como ocurre en Toledo, al menos desde el siglo XVIII, lo mismo que ocurre en Granada. 
Reconstrucción de Tarasca barroca de Granada
           Como se recoge en El último reino, una crónica de 1760 debida a la pluma de Pedro de la Torre la describe con estas palabras:
 

Agigantado serpentón con siete cabezas, iguales en su magnitud... que daban a entender los siete vicios. Sobre su lomo de dispuso la figura de la fé, con cintas de diversos colores que terminaban en las bocas de aquellos feroces brutos y en la otra una custodia, explicando en esto el triunfo y el poder de Cristo Sacramentado".
           
           En Tudela sale el mismo día, pero delante de la cruz, para evitar la prohibición de que formara parte de la procesión. En Zamora la costumbre de procesionar la tarasca y los gigantes iba a ser abandonada por el cabildo de la catedral a finales del XIX, pero el Ayuntamiento ordenó realizar una escultura nueva en 1885. A pesar de que desde que los ilustrados consiguieran desterrar la costumbre de representar Autos Sacramentales, es evidente que, en algunas ciudades el elemento festivo de la tarasca sobrevivió a las prohibiciones y así resulta curiosa la celebracion de una corrida con Tarasca en 1711.
Tarasca con corrida de toros, Marid, 1711.
          Lo mismo ocurre con el testimonio que recoge José Francisco Coello de otra similar de 1858, donde en uno de los intermedios de la corrida se anuncia:

                MOJIGANGA DE LA TARASCA, / que proporcionará bastante diversión a la concurrencia, 
          y concluirá la corrida con el / TORO EMBOLADO / para los aficionados. / 
               Esta es la función que tiene el gusto de ofrecer al respetable público, / Bernardo Gaviño.
          En la cultura del Mediterráneo español hay varias fiestas relacionadas con estas leyendas de la dominación del diablo por la doncella y así se detecta la presencia de la Tarasca en varias celebraciones del Corpus. Una de las más famosas es la de Valencia conocida también como «dragón de grandes fauces», mientras en la región catalana tenemos al «Drach», de Villafranca, la «Mulassa» en Reus y el «Patum» de Berga. En Berga precisamente, se celebra, al menos desde 1902 una procesión que fue declarada por la UNESCO en 2005 Obra maestra del Patrimonio oral e inmaterial de la Humanidad.

Patum de Berga de 1902

          En América se ha suprimido en estados como el de México o el de Venezuela y se ha recuperado en otros países como el de Cuba.


jueves, 30 de mayo de 2013

Una doncella en la fiesta del Corpus Christi (I)

          Si la protagonista de Ana Rossetti había de sobrevivir a las asechanzas del dragón, otra doncella protagoniza una lucha similar en las fiestas del Corpus Christi. Efectivamente, en el desfile procesional del Corpus, suele aparecer una doncella que cabalga a lomos de un monstruo cuya historia parece remontarse a la leyenda de Santa Marta. Así aparece ya en Tarascón, localidad de la Provenza, adonde habría llegado procedente de la Betania, la hermana de Lázaro y María Magdalena, tras la muerte de Jesús.

Lázaro y sus hermanas de viaje a la Provenza

          En esta región francesa vivía un monstruo, la «Tarasca» ––en griego theraca quiere decir miedo––, personaje fabuloso que según la tradición aterrorizaba a los habitantes del lugar y guadaba cierta apariencia similar a la de un dragón , con un cuerpo cubierto de escamas, aunque con patas más cortas, una cabeza similar a la de un león, y una cola punzante que recordaba a la del escorpión. No se olvide, por otra parte, que drakón, en griego, se identifica con la serpiente y dérkomai significa mirar con fijeza, lo que explica su capacidad para convertirse en perfecto guardián de un tesoro, como se le representa en muchas leyendas y mitos, como el de las cien cabezas que vigilaba las manzanas doradas de la inmortalidad en el jardín de las Hespérides, que fue muerto por Hércules.
          Como ocurre en la Historia del Centauro azul, el rey se veía incapaz de acabar con ese ser diabólico, que en muchas leyendas relacionadas con San Jorge ––caso de la que sirve de base a La cueva de la doncella–– solía exigir el sacrificio de algunas jóvenes, hasta que la joven Marta, con sus oraciones consigue dominar al monstruo y llevarlo a la ciudad. El miedo, no obstante, sigue vivo entre sus habitantes, que deciden darle muerte, sin que el animal oponga resistencia. La leyenda de Santa Marta sostiene que, enterada la doncella de lo ocurrido, predicó un sermón a los habitantes que logró convertir a muchos de ellos al cristianismo y, a partir de entonces, la ciudad adoptó el nombre de Tarascón.





         En Jaén, el animal fabuloso es un lagarto, y su dominación se asocia a la Magdalena. En todo caso, tras esta leyenda, como han estudiado Alfredo Cazabán y Juan Eslava, se esconde el mito de la lucha contra el dragón.
         En otros casos, la joven que vence al animal fabuloso, mitad serpiente mitad dragón, es Santa Margarita, cuya historia de origen griego se recoge en la Leyenda áurea o dorada, procedentes del Legenda sanctorum que recoge la vida de 180 mártires y santos, a partir de la lectura de los evangelios. Margarita que había sido encerrada en un calabozo por el gobernador Olibrio, tras haberse resistido a aceptar sus requerimientos sexuales, es devorada por un demonio en forma de dragón. La doncella, con el auxilio del crufijo que siempre llevaba consigo, abre el vientre del monstruo diabólico y consigue salvarse.
Santa Margarita de Antioquía

          En Madrid, hay grabados que testimonian la participación de un carro procesional en forma de Tarasca, con motivo de la celebración del Corpus, desde la segunda mitad del siglo XVII, aunque su origen pudiera estar en la Edad Media. En cualquier caso se trata de una representación de la dominación del mal.
Tarasca primera para el corpus madrileño de 1663


Tarasca Corpus 1667

Aunque la fiesta y la presencia de la tarasca fue combatida, aún sigue viva en algunos lugares de España y América, como se verá en la próxima entrada.

viernes, 25 de enero de 2013

Darle la vuelta a un cuento. La protagonista de «La Cueva de la Doncella»

          Desde hace ya algunas décadas, algunos escritores se han dedicado a este objetivo, desmontar los cuentos tradicionales, deconstruirlos, deshacer sus tópicos, actualizar su mensaje, reescribirlos en fin. Podría decirse que, en parte, es el caso de este cuento de Ana Rossetti, La cueva de la doncella, donde su protagonista no responde al prototipo de los cuentos, a pesar del tiempo y el espacio legendario en que transcurre la acción.


         «Esto era de cuando las doncellas permanecían en las cuevas de los dragones hasta que un caballero las rescataba. Ninguna estaba allí mucho tiempo, es verdad; a menudo, nada más el dragón comenzaba a descerrajar las mandíbulas, aparecía un caballero, le rebanaba la cabeza al dragón y se llevaba a la doncella para convertirla en buena esposa y prolífica madre de familia

Detalle retocado de lienzo de Paolo Uccello
          Claro que, a veces, el caballero se retrasaba y entonces la doncella tenía que entretener al dragón. Para ello, dadas las dimensiones que las cuevas solían tener, sólo les era permitido contar con un arpa, porque la música amansa a las fieras, o con una rueca, porque entre su zumbido y el girar del huso las hipnotizaba. Pero la doncella de esta historia no contaba ni con una cosa ni con la otra. Con arpa no porque, cuando le tocó el turno a su hermana Rosaura, la muy boba se la dejó en la cueva con gran disgusto de todos, pues era un arpa de familia y se la habían estado pasando de madres a hijas desde el tiempo en el que el rey David la inventara. Y con rueca tampoco pues estaban prohibidas en ese reino desde lo de la Bella Durmiente»



          No obstante, hay una cualidad que la heroína sí comparte con otras jóvenes de leyenda y es que sabe contar historias para entretener a su secuestrador: 


        «Así que no tuvo otra solución que descolgar el tapiz de la cabecera de su cama, enrollarlo y tirar para adelante con él en ristre. 
          Era un tapiz muy curioso con muchas figuras extrañas y, desde que ella podía recordar, se había pasado las noches contándose historias sobre los dibujos. Las historias se entrelazaban, se agrupaban o se expandían inquietantes siguiendo los colores de los hilos. Entre el parpadeo de la lámpara de aceite ella adivinaba manchas raras que a veces eran ojos, lenguas, frutas, pájaros o navíos en animada acción. Nada de lo que pudiera soñar dormida podía comparársele a los fabulosos mundos que entreveía despierta»

          Efectivamente, así comenzará la doncella a «tejer» historias que le permitan disuadir al dragón de acabar con su vida. El tapiz sirve así, no solo de soporte sobre el que urdir cada uno de los cuentos, sino que también puede funcionar a modo de imaginarias «ilustraciones». Claro que esto solo es el comienzo...

miércoles, 28 de noviembre de 2012

«La cueva de la doncella»


La cueva de la doncella, de Ana Rossetti, luego recogido en Mano de santos y en Recuento, es el título del cuento sobre el que estoy trabajando. Bueno, en realidad, llevo muchos años con él. Una casualidad me llevó a este relato en unos años en que impartía un curso de Literatura para alumnos americanos. Desde entonces acá, lo he releído, contado e imaginado en muchas ocasiones. Fue una de las lecturas que le di a mi hija en esa edad en que las niñas ya no lo son, pero tampoco son ni siquiera adolescentes rebeldes, aunque yo en ese tema nunca me podré quejar sino todo lo contrario.
Tantas historias de tradición oral, tanto ritual de lectura, tanto sobre la vida pero también sobre la literatura y sobre la mujer, y sobre los cuentos, y sobre la vida que da la literatura, y las alas de la imaginación, y también San Jorge y el dragón, la doncella, el día del libro, y miles de cosas más. En fin, que, quién sabe por qué, haber trabajado con el cuento de El Hechicero de Juan Valera, me hizo recordar de nuevo este relato de Ana Rossetti que no sé si alguna vez se ha interesado por las historias de este escritor, diplomático, dandy, bonvivant, humanista, "machista" -aunque sea un cierto anacronismo- pero enamorado de las mujeres y de su genio creador... En fin, un cuento con muchas lecturas y con muchas posibilidades mágicas que seguro dará para seguir trasteando bastante.