Translate

Mostrando entradas con la etiqueta El Bosco. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El Bosco. Mostrar todas las entradas

viernes, 15 de marzo de 2013

Otros besos. El ósculo envenenado de Góngora

De besos, ya hemos tratado con Valera, Bécquer y ahora, por mediación de un poema de Jovellanos ––quién lo iba a decir––, me acordé de este soneto de Góngora:

La dulce boca que a gustar convida 
Un humor entre perlas distilado, 
Y a no invidiar aquel licor sagrado 
Que a Júpiter ministra el garzón de Ida, 
Amantes, no toquéis, si queréis vida; 
Porque entre un labio y otro colorado 
Amor está, de su veneno armado, 
Cual entre flor y flor sierpe escondida.
No os engañen las rosas que a la Aurora 
Diréis que, aljofaradas y olorosas 
Se le cayeron del purpúreo seno; 
Manzanas son de Tántalo, y no rosas, 
Que pronto huyen del que incitan hora 
Y sólo del Amor queda el veneno.

Suplicio de Tántalo


Góngora avisa, como otros tantos poetas, de los peligros del amor: así le fue a Adán, ––se diría.

Detalle de El Carro de Heno, de «El Bosco»

          Claro que pocos fueron tan claros como Nicolás Fernández de Moratín en su Arte de las putas. Y es que el XVIII tiene su Ilustración oculta