Translate

miércoles, 6 de febrero de 2013

Doña Leonor, otra doncella en una cueva

La doncella que ahora me ocupa es Leonor, la protagonista de Don Álvaro o la fuerza del sino, el drama romántico que Ángel Saavedra, el Duque de Rivas, estrenó en 1835 y que está considerado como una de las mejores obras del Romanticismo español.
Figurín de Doña Leonor, realizado por Miquel Xirgu.
Archivo Xavier Rius Xirgu

          Leonor es efectivamente una doncella que, sin embargo, ha puesto en riesgo su honor al tratar de huir con un apuesto y joven indiano, Don Álvaro, siendo sorprendida por su padre que trata de impedir la romántica aventura y es asesinado accidentalmente por el protagonista. 
         Desconsolada, creyendo que su enamorado también ha muerto, huye de su casa y durante un año permanece escondida en casa de una tía suya, pero allí no encuentra la paz y vive atormentada por 

los espectros y fantasmas570
que siempre en redor he visto.

Hasta que cansada de sufrir, decide buscar la liberación y pide socorro al padre guardián de un convento.
Es entonces cuando parece encontrar cierta tranquilidad:

Ya no me sigue la sombra
sangrienta del padre mío,
ni escucho sus maldiciones,
ni su horrenda herida miro,575
ni...

Leonor confía en encontrar lo que busca, pero el destino no parece estar de su lado. La luna parece proyectar una luz negativa, que la protagonista no tarda en reconocer.

Escena III

El teatro representa una plataforma en la ladera de una áspera montaña. A la izquierda precipicios y derrumbaderos. Al frente, un profundo valle atravesado por un riachuelo, en cuya margen se ve, a lo lejos, la villa de Hornachuelos, terminando el fondo en altas montañas. A la derecha, la fachada del convento de los Ángeles, de pobre y humilde arquitectura. La gran puerta de la iglesia cerrada, pero practicable, y sobre ella una claraboya de medio punto por donde se verá el resplandor de las luces interiores; más hacia el proscenio, la puerta de la portería, también practicable y cerrada; en medio de ella una mirilla o gatera, que se abre y se cierra, y al lado el cordón de una campanilla. En medio de la escena habrá una gran Cruz de piedra tosca y corroída por el tiempo, puesta sobre cuatro gradas que puedan servir de asiento. Estará todo iluminado por una luna clarísima. Se oirá dentro de la iglesia el órgano, y cantar maitines al coro de los frailes, y saldrá como subiendo por la izquierda DOÑA LEONOR, muy fatigada y vestida de hombre con un gabán de mangas, sombrero gacho y botines.


       Estoy de miedo y de cansancio muerta.
       (Se sienta mirando en rededor y luego al cielo.) 
       ¡Qué asperezas! ¡Qué hermosa y clara luna!
       ¡La misma que hace un año                                                               425
       vio la mudanza atroz de mi Fortuna,
       y abrirse los infiernos en mi daño!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tu comentario está pendiente de moderación.