Leonor, animada, no obstante, por la idea de que otra penitente logró reconciliarse con el cielo, gracias al amparo de la quietud y soledad de aquel páramo, decide persistir en su intento de enterrarse en vida en aquella gruta.
PADRE GUARDIÁN
Casualmente, llega hasta aquel lugar su caballero, no para salvarla, porque ni siquiera sabe que vive, sino para dirimir la cuestión de honor que Alfonso, el único hermano vivo de Leonor, quiere saldar, al considerarlo el causante de todas las desdichas de su familia, incluido el deshonor de su hermana.
El destino hará que los enamorados se reconozcan cuando ya ninguno confiaba en que el otro había de vivir y cuando ambos estaban buscando el consuelo en la muerte. La parca los visitará, finalmente, en el momento más inesperado, cuando, en un momento de enorme ironía dramática, parecía que el destino podía volver a sonreírles.
De que no suceda así se ocupa Alfonso, el instrumento del destino que acabará con la vida de su hermana y con ello abrirá definitivamente al protagonista, transmutado ya en héroe satánico, las puertas del infierno.
El destino será precisamente el que dé título a la ópera que Verdi escribió, por encargo del director de los Teatros Imperialos Rusos, inspirándose en el drama del Duque de Rivas. La ópera se estrenó por primera vez en 1862.
PADRE GUARDIÁN
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El destino hará que los enamorados se reconozcan cuando ya ninguno confiaba en que el otro había de vivir y cuando ambos estaban buscando el consuelo en la muerte. La parca los visitará, finalmente, en el momento más inesperado, cuando, en un momento de enorme ironía dramática, parecía que el destino podía volver a sonreírles.
Roberto Scandiuzzi (Padre guardián), Mikhail Agafonov (Don Álvaro) y Dimitra Theodossiou (Leonora) en la escena final de La forza del destino, Teatro Colón, 2012 |
De que no suceda así se ocupa Alfonso, el instrumento del destino que acabará con la vida de su hermana y con ello abrirá definitivamente al protagonista, transmutado ya en héroe satánico, las puertas del infierno.
El destino será precisamente el que dé título a la ópera que Verdi escribió, por encargo del director de los Teatros Imperialos Rusos, inspirándose en el drama del Duque de Rivas. La ópera se estrenó por primera vez en 1862.
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