Si en el XVIII se produce la revolución de la forma de mirar con el desarrollo y divulgación de los experimentos científicos y su creciente atractivo entre un público de aficionados y curiosos (Vega 2010), en la centuria siguiente las proyecciones de linterna mágica proliferan y se convierten en uno de los entretenimientos preferidos tanto de las tertulias privadas de la burguesía como de los espacios públicos de diversión.
Linterna mágica. Schlossmuseum
Al menos desde mediados del XVII se tiene constancia del uso de la linterna mágica como instrumento para proyectar imágenes. Según Esteban Frutos es probable que antes de que Kircher la utilizara en sus clases en el Centro de Estudios Superiores de los Jesuitas en Roma y que la describiera, no en la primera edición de su Ars magna lucis et umbrae (1646) sino en la de 1671, el científico holandés Huygens ya conocía su uso en 1659. Pronto se difundiría su uso en toda Europa, tanto como medio de divulgación científica como de instrumento recretivo y en España el Diccionario de Autoridades de 1734 incluye la definición de la linterna mágica como máchina catóptrico-dióptrica. No obstante, como recoge el CORDE. ya Sor Juana Inés de la Cruz la menciona en un poema (ca. 1666-1695). Feijoo en su Teatro crítico advierte que los ignorantes consideran las proyecciones fruto de un arte diabólico.
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1825 |
Sobre la huella de la linterna mágica y otros tipos de máquinas y espectáculos ópticos que se detecta en los periódicos de la época me ocupo en el artículo “Los dispositivos ópticos y su recepción en la prensa del Romanticismo (1835-1868). Una aproximación”.