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lunes, 26 de diciembre de 2011
viernes, 2 de diciembre de 2011
La "navegación infinita"
Como señala Juan José Díez, la webnovela permite una lectura (o una navegación) infinita, ya que el lector, según su curiosidad puede:
a) navegar por las subtramas o profundizar en datos referidos a hechos personajes o situaciones;
b) escuchar archivos sonoros (musicales, de sonidos, o de voz);
c) conocer fotografías o videograbaciones relacionadas igualmente con los personajes;
d) indagar en periódicos u otras fuentes documentales;
e) jugar con los espacios y el tiempo gracias a google earth, google maps y otras aplicaciones similares;
f) relacionar la novela con la pintura, a través de referencias pictóricas;
g) relacionar la obra con otras obras, con otros textos;
en fin «enredarse» infinitamente en las múltiples posibilidades que internet puede ofrecer.
a) navegar por las subtramas o profundizar en datos referidos a hechos personajes o situaciones;
b) escuchar archivos sonoros (musicales, de sonidos, o de voz);
c) conocer fotografías o videograbaciones relacionadas igualmente con los personajes;
d) indagar en periódicos u otras fuentes documentales;
e) jugar con los espacios y el tiempo gracias a google earth, google maps y otras aplicaciones similares;
f) relacionar la novela con la pintura, a través de referencias pictóricas;
g) relacionar la obra con otras obras, con otros textos;
en fin «enredarse» infinitamente en las múltiples posibilidades que internet puede ofrecer.
jueves, 1 de diciembre de 2011
Nuevos espacios, prácticas e itinerarios de lectura
Hoy 1 de diciembre comienza el Coloquio Internacional nuevos espacios, prácticas e itinerarios de lectura: el papel de las Universidades., que se desarrolla en el marco de la FIL de Guadalajara (México).
La inaugración correrá a cargo de la Dra. Ruth Padilla, Directora General SEMS.
Seguro que será todo un éxito.
La inaugración correrá a cargo de la Dra. Ruth Padilla, Directora General SEMS.
Seguro que será todo un éxito.
domingo, 27 de noviembre de 2011
El patriotismo anticonstitucional de una mujer gaditana: Frasquita Larrea (1775-1838)
Con este título publiqué un artículo hace algunos años en los que observaba cómo el patriotismo que Frasquita Larrea siente nacer en los años de la Guerra de la Independencia fluyen como una manifestación del alma romántica que se siente
vinculada a la historia, al aquí y ahora de su raíz patria, al tiempo que combina dicha experiencia personal con el referente de una literatura
política que hunde sus raíces en un patriotismo sentido expresamente desde el
feminismo, pues su apunte de viaje dedicado a Chiclana menciona a Lady Morgan, y concretamente su novela Ida of Athenas, publicada en 1809. Allí Lady Morgan defiende el
nacionalismo irlandés frente al dominio inglés, postura que también
reivindicaba tanto en artículos y otros textos literarios como en sus
tertulias, posicionamiento político que la había hecho objeto de enorme
controversia en Inglaterra.
Por otra parte, bebiendo del romanticismo de Schlegel, de las obras de Calderón y Mariana exalta al pueblo español que rinde vasallaje a su rey frente a la soberanía nacional reclamada por los doceañistas.
Esta vindicación de Calderón,
absolutamente politizada es la que por estas mismas fechas, Juan Nicolás Böhl
de Faber trasladará a las páginas del Mercurio gaditano, en lo que van a
ser los preliminares de la conocida «querella calderoniana» (1814) que dará
origen a la introducción del Romanticismo español[1], y en cuyo segundo
desarrollo del debate (1818) participará
la propia Frasquita[2].
Y así, «Calderón y cierra España –a la filosofía moderna, al materialismo,
al utilitarismo, al progreso, al liberalismo, y a los hallazgos de la
Constitución»- podría ser, pues, tal vez, el lema del patriotismo de esta mujer
y escritora.
[1] Para
la revisión de la introducción y posterior desarrollo del Romanticismo en
España, y concretamente del papel del matrimonio Böhl de Faber y, luego, de su
hija, la escritora Fernán Caballero, es fundamental el trabajo de Derek
Flitter, Teoría y crítica del romanticismo español,
Cambridge University Press, 1995.
[2] Cf.,
Marieta Cantos Casenave, «El discurso de Frasquita Larrea y la politización del Romanticismo»,en Cuadernos de Ilustración y Romanticismo, nº 10,
2002, págs. 3-13.
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Frasquita Larrea,
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patriotismo,
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Schlegel,
tertulias,
vasallaje
El lector itinerante
La lectura en red marca no solo el proceso de interacción intelectual y físico que implica la actividad lectora, sino que incluso puede repercutir en los hábitos de lectura de los usuarios y desde luego en la visión misma de la literatura, al añadir, a las experiencias lectoras tradicionales, las desarrolladas en internet, con obras no ya digitalizadas, sino creadas particularmente para este nuevo soporte.
Como señala Morales Sánchez, en el nuevo contexto de lectura en red, el estudio del lector y del proceso de lectura debe tener en cuenta en primer lugar «la posición del lector ante la literatura en red y
la consecuente concepción del mundo de lo literario a la luz de las
oportunidades posibilitadas por la misma; en segundo, el análisis de los
posibles cambios en el hábito de lectura de los usuarios a partir de la
utilización del soporte digital y, el tercero, el estudio del concepto de
competencia lectora en el ámbito de las obras digitales a partir de la
concepción de este tipo de lectura como una modalidad de experiencia lectora
que se suma a las ya consagradas e, incluso, interactúa con ellas»
[1]
[1]
Isabel Morales Sánchez «El lector itinerante: nuevos espacios, nuevos retos», en Salvador Montesa (ed.) Literatura e internet. Nuevos textos, nuevos lectores. Publicaciones del Congreso
de Literatura Española Contemporánea, Málaga, AEDILE 2011, pp. 387-402.
sábado, 26 de noviembre de 2011
Hipertextos e itinerarios de lectura
Si todo hipertexto ofrece varios posibles recorridos de lectura, es decir, que el texto no admite un diseño previo, cerrado y acabado, es fácil entender que se haya identificado el hipertexto con una obra para cuya disfrute el lector debe contar con algo así como un mapa o un libro de instrucciones, siendo este último necesariamente breve y fácil de comprender.
Hipertexto y narración
Evidentemente, existen muchas posibilidades de hipertextos, pero lo cieto es que buena parte de ellas tienden a explorar los caminos de la narratividad, de modo que la mayor parte de ellos se enmarcan en el mundo de la novela o del cuento. Que esto sea así no debe resultar extraño si entendemos que el hipertexto propone varios caminos de lectura que diversifican las posibilidades de la narración.
En su webnovela, Juan José Díez recuerda el precedente de Rayuela de Cortázar que, sin ser un hipertexto, ofrecía al lector un tablero de dirección. Efectivamente, Cortázar proponía dos itinerarios de lectura, una para el lector tradicional, interesado en la trama argumental y otra para aquel lector más avezado, diríamos también más dispuesto a gozar del placer de leer, que implicaba al lector en una aventura nada convencional que indicaba el orden de lectura de capítulos que debía seguir este «arriesgado» lector.
Hipertexto. Algunas definiciones
Habrá que empezar por definir qué entendemos por hipertexto. Para ello, por su incidencia en el lector y el proceso de lectura, partimos de la definición que hace Jaime Alejandro Rodríguez, que considera el hipertexto «un texto electrónico predispuesto a multitud de enlaces y conexiones con otros textos, donde el trayecto o recorrido de lectura está liberado a los propios intereses del lector de turno». A su vez recuerda la definición de George P. Landou, para quien el hipertexto es un tipo de texto electrónico no secuencial, constituido por una serie de bloques conectados entre sí por nexos. Estos nexos pueden conectar no sólo bloques internos, sino textos externos, lo que, de un lado, facilita distintos itinerarios para el usuario y, de otro, amplia la capacidad de exploración del contexto. A esa característica habría que agregar la posibilidad del lector de interactuar y modificar el texto, ya sea añadiendo nuevos nexos, ya sea agregando nuevos bloques.
El hipertexto puede definirse, pues, como un «proceso de lectura. Un proceso creado por el lector gracias a las posibilidades combinatorias que le pone al alcance el soporte electrónico que lo produce». En este sentido, conviene recordar que la estructura hipertextual puede influir tanto en el proceso creativo como en el de la lectura. (Borrás Castanyer, 2005).
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Lectura y Escritura en la Red (LECRIRED)
Prueba de fuego del «Proyecto de Análisis de
la lectura y de la escritura en la era digital y desarrollo de materiales docentes basados en el hipertexto».
En unos días estaremos mi compañera Maribel y yo en Guadalajara (México) presentando este proyecto en el Primer Congreso de la Red de Universidades Lectoras (1 y 2 de diciembre). Nos hace mucha ilusión darle proyección a esta aventura, que seguro que tiene tanto de quijotesca como de romántica, aunque se desarrolle en pleno siglo XXI. Esperemos que el resultado acompañe.
viernes, 25 de noviembre de 2011
Juan Valera. El misterio de la creación poética
Como afirma Juan Valera en el artículo titulado «Estética», que escribió para el Diccionario enciclopédico hispano-americano.el poeta, para realizar su misión semidivina, debe contar con un poderoso auxiliar, una criatura superior cuyos poderes maravillosos lo ayuden a descorrer el velo misterioso de la creación; ese auxiliar mágico es sin duda el estro:
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magia del cuento,
misión semidivina del poeta,
poesía
jueves, 24 de noviembre de 2011
El «Quijote» en los pliegos de cordel. La «Tertulia de la aldea» (1768-71, 1782)
La Tertulia
de la aldea es una miscelánea que incluye esencialmente material narrativo, y que como señala en su título, reproduce un marco coloquial, recurriendo al
artificio de reunir en torno a la cocina de una casa de la vecindad, la de
Antón Terrones, a una serie de narradores que puntualmente contribuyen con un
cuento o una historia al desarrollo de dicha tertulia. Llegará la fama de la reunión hasta tal punto que
el cura, el médico y el barbero que habían asistido la primera noche, «quedaron tan pagados de los sucesos, aventuras y
chistes, que desde luego se constituyeron tertulios y cofrades de aquella
junta, prometiéndose, a traer su caso de cuento, suceso o aventura a la
asamblea como uno de tantos»
Los miembros que frecuentan la reunión además de los citados, son un hidalgo y un escribano que completan la representación de la sociedad rural. Eso explica que los contertulios disfruten particularmente con los cuentos jocosos, tal como se encarga de subrayar el narrador:
«Muy gustosos
habían quedado de la noche antecedente los señores tertulios; y picados
los nuevamente nombrados del chiste, y gracejo precedente, venían muy bien
pertrechados con suceso [sic], aventuras y cuentos, el señor Cura, el
hidalgo Benavides, y el tío Agustín Redondo; porque ya entre los mantenedores
de la asamblea había entrado un género de emulación, que todos se esmeraban en
leer, y estudiar en sus mamotretos con una sana competencia, sobre cual a cual
se habían de exceder en lo singular de los sucesos, y especial y chistoso de
los cuentos» (Tertulia de la aldea, Pasatiempo XI).
El
éxito de esta obra fue tal que, tras la edición de 1768, volvió a imprimirse en la década de los ochenta y, en esta ocasión,
figura como autor José Manuel Martín, y la imprenta de
Manuel Martín[2].
[1] Cf., Marieta Cantos
Casenave, Antología del cuento español del siglo XVIII, Cátedra, Madrid, 1995.
[2] Cf., Colección de varias historias, así sagradas como profanas,
de los más celebres héroes del mundo y sucesos memorables del orbe, Madrid,
Manuel Martín, 1767-1768, 2 vols.
miércoles, 23 de noviembre de 2011
El «Quijote» y «quijotismo» en la prensa del Setecientos (II). El Argonauta español
También el cirujano de la armada, Pedro Gatell, autor de El Argonauta Español (1790), se apuntó a la moda del quijotismo, es decir, adoptó una actitud desengañada ante las costumbres coetáneas
de sus paisanos y se dedicó a tratar de corregirlas a través de la
sátira vertida en su periódico:
«día vendrá en que saque los colores a muchos, pues lo considera preciso e indispensable para desfacer agravios, y para pro y bien de la república, únicos agentes que le obligan a escribir, como al Caballero de los Leones el haberse metido a andante».
Además del uso de la sátira moderda, sin acritud, al estilo cervantino, y de otras concomitancias, en el «Discurso XXI. Medicina» el Bachiller sueña que su biblioteca de medicina sufre un escrutinio similar a la de don Quijote: «Soñó días pasados el Bachiller Argonauta que se había vuelto don Quijote, con la diferencia de que si al Caballero de la Triste Figura le habían trastornado el juicio los descomunales libros de caballería, al Bachiller los de la medicina», El Argonauta español, número 12.
Por otra parte, gozaba ya de fama entre sus contemporáneos por haber publicado un año antes La moral de Don Quijote. Allí, al declarar los motivos que le indujeron a escribir la obra, dice el cura:
«¿Acaso –decía en mis solas– convendría más o
sería más útil haber expuesto los hechos y discursos de don Quijote de la
Mancha, del Caballero de la Triste Figura, de los Leones, etc., que las de
Alonso Quijano, el Bueno? No, por cierto, pues que aquellas eran producciones
de un delirante ciego y loco, y éstas son partos de un entendimiento sano,
juicioso y, lo que vale más, escarmentado».
Animado por el éxito de esta obra publicó en 1793 La Moral de más famoso escudero Sancho Panza, con idea de utilizar los personajes cervantinos para defender su el orden social que él considera justo: : «Mi objeto no es otro sino que se instruyan los que lo necesitan en la virtud; que se desengañen muchos de los quijotes y sanchos del día y que, lejos de imitar a aquellos dementes y fuera de juicio, los imiten cuerdos y ejemplares».
«día vendrá en que saque los colores a muchos, pues lo considera preciso e indispensable para desfacer agravios, y para pro y bien de la república, únicos agentes que le obligan a escribir, como al Caballero de los Leones el haberse metido a andante».
Además del uso de la sátira moderda, sin acritud, al estilo cervantino, y de otras concomitancias, en el «Discurso XXI. Medicina» el Bachiller sueña que su biblioteca de medicina sufre un escrutinio similar a la de don Quijote: «Soñó días pasados el Bachiller Argonauta que se había vuelto don Quijote, con la diferencia de que si al Caballero de la Triste Figura le habían trastornado el juicio los descomunales libros de caballería, al Bachiller los de la medicina», El Argonauta español, número 12.
Por otra parte, gozaba ya de fama entre sus contemporáneos por haber publicado un año antes La moral de Don Quijote. Allí, al declarar los motivos que le indujeron a escribir la obra, dice el cura:
Animado por el éxito de esta obra publicó en 1793 La Moral de más famoso escudero Sancho Panza, con idea de utilizar los personajes cervantinos para defender su el orden social que él considera justo: : «Mi objeto no es otro sino que se instruyan los que lo necesitan en la virtud; que se desengañen muchos de los quijotes y sanchos del día y que, lejos de imitar a aquellos dementes y fuera de juicio, los imiten cuerdos y ejemplares».
martes, 22 de noviembre de 2011
El «Quijote» y «quijotismo» en la prensa del Setecientos (I). El Amigo del Público
Como señala Aguilar Piñal, el siglo XVIII es el gran siglo del Quijote y, aunque popularmente se entiende como un libro básicamente cómico, además de su estima como obra paródica, de su carácter de como sátira de los libros de caballería, también suele apreciarse la novela cervantina como utopía social. Don Quijote como vengador los abusos cometidos contra los más débiles.
El abogado Juan Antonio Aragonés, en el «Discurso Tercero» de su periódico El Amigo del Público (1763) se distancia de la lucha que mantiene muchos eruditos y críticos contra el teatro que más gozaba del favor popular y así denuncia:
El abogado Juan Antonio Aragonés, en el «Discurso Tercero» de su periódico El Amigo del Público (1763) se distancia de la lucha que mantiene muchos eruditos y críticos contra el teatro que más gozaba del favor popular y así denuncia:
«A este Cavallero andante [Don
Quijote] estan empeñados muchos en imitarle à pie quieto, pues veo, que se las
tienen tiessas con los muertos, riñen à cuerpo descubierto con las Comedias, y
luchas acerrrimmamente desde su quarto con los Toros; y no se passarà mucho,
sin que peguen tambien con los Tyteres, pues han dado en la quimera, que nos
han de privar en un todo nuestras diversiones, sin hacerse cargo, que un Pueblo
Apoderado de la ociosidad, puede con su cavilacion ocasionar gravissimos
disturvios, y causar los daños, que se han experimentado varias veces: no se
puede negar, sin dexarse llevar de la passion, que nuestras Comedias tienen sus
defectos; pero tambien debemos confessar, que con ellos se consigue el un fin
de los dos, para que se establecieron.»
lunes, 21 de noviembre de 2011
Cervantes y el cuento de tradición oral
Como recogen varios estudiosos, el término cuento
procede del latino computum (cómputo,
cálculo). Del sentido primitivo de enumerar objetos se pasó al de enumerar
hechos.
Contar, en el sentido de «narrar», «relatar» es frecuente en los textos castellanos más antiguos. Se documenta en el Poema de mío Cid, el Sendebar, los Milagros de Berceo. En el Quijote (I, XX) aparece con ambas significaciones en el famoso cuentecillo de las trescientas cabras que un pescador debía cruzar al otro lado del río Guadiana. Pero la voz cuento no aparece, encontramos los términos fábula, fabla, fabliella, ensiemplo, apólogo (fábula), proverbio, castigo (ejemplo, advertencia, enseñanza), estoria, etc; éste último con el sentido de invención, frente a la narración tradicional (Juan Paredes Núñez, Mª Jesús Lacarra).
De que Cervantes era gran conocedor de los cuentos populares que circulaban en su tiempo, no hay la menor duda. Como señala Rodríguez Almodóvar, «Muchas veces son cuentecillos de los de andar por casa, como el que Sancho le cuenta a su amo en el capítulo XX, para consolarle de no poder emprender de noche una nueva aventura, dado que Rocinante se niega a caminar (en realidad, lo que ocurre es que Sancho lo ha amarrado con el cabestro de su asno). Se trata del cuento de pega, o de nunca acabar, de aquel cabrero que concertó con un barquero portugués que le pasara al otro lado de un río las trescientas cabras que llevaba, y cómo cada peripecia acaecida en el traslado suponía el paso de una de ellas, hasta hacer interminable el recuento y, por ende, el cuento, para desesperación de don Quijote».
Un cuento de tradición oral, pues, que se relaciona con el mundo infantil, y que tiene como función entretener, distraer, a los niños. Este cuento cumple la misma función en el Quijote, Sancho, que tiene una gran experiencia como narrador, trata de entretener a Don Quijote que no puede conciliar el sueño —precisamente lo que debe hacer Don Quijote es contar cabras, como otros cuentan ovejas para dormir—, al tiempo que el propio Sancho se distrae y conjura así su miedo.
Contar, en el sentido de «narrar», «relatar» es frecuente en los textos castellanos más antiguos. Se documenta en el Poema de mío Cid, el Sendebar, los Milagros de Berceo. En el Quijote (I, XX) aparece con ambas significaciones en el famoso cuentecillo de las trescientas cabras que un pescador debía cruzar al otro lado del río Guadiana. Pero la voz cuento no aparece, encontramos los términos fábula, fabla, fabliella, ensiemplo, apólogo (fábula), proverbio, castigo (ejemplo, advertencia, enseñanza), estoria, etc; éste último con el sentido de invención, frente a la narración tradicional (Juan Paredes Núñez, Mª Jesús Lacarra).
De que Cervantes era gran conocedor de los cuentos populares que circulaban en su tiempo, no hay la menor duda. Como señala Rodríguez Almodóvar, «Muchas veces son cuentecillos de los de andar por casa, como el que Sancho le cuenta a su amo en el capítulo XX, para consolarle de no poder emprender de noche una nueva aventura, dado que Rocinante se niega a caminar (en realidad, lo que ocurre es que Sancho lo ha amarrado con el cabestro de su asno). Se trata del cuento de pega, o de nunca acabar, de aquel cabrero que concertó con un barquero portugués que le pasara al otro lado de un río las trescientas cabras que llevaba, y cómo cada peripecia acaecida en el traslado suponía el paso de una de ellas, hasta hacer interminable el recuento y, por ende, el cuento, para desesperación de don Quijote».
Un cuento de tradición oral, pues, que se relaciona con el mundo infantil, y que tiene como función entretener, distraer, a los niños. Este cuento cumple la misma función en el Quijote, Sancho, que tiene una gran experiencia como narrador, trata de entretener a Don Quijote que no puede conciliar el sueño —precisamente lo que debe hacer Don Quijote es contar cabras, como otros cuentan ovejas para dormir—, al tiempo que el propio Sancho se distrae y conjura así su miedo.
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sueño
lunes, 14 de noviembre de 2011
Novalis
El barón Georg Philip Friedrich von Hardenberg, Novalis (Oberwiderstädt, 1772 - Weissenfels, 1801) era el hijo segundo de una numerosa familia protestante. Estudió Derecho y se interesó por la filosofía, la geología, las matemáticas, la historia y las ciencias ocultas. Producto de este eclecticismo son los Fragmentos, intuiciones a un tiempo estéticas, filosóficas, religiosas, científicas y políticas, publicados en la revisa Athenaeum, la revista de Friedrich Schlegel.
En un viaje de trabajo por las salinas de Weissenfels en 1794, se enamora de Sophie von Kühn, adolescente de trece años, con la que se compromete en secreto y que moriría dos años después de tuberculosis. En 1797 comenzaría a escribir sus Himnos a la noche, pero aunque Sophie está presente, la obra es algo más que una elegía. Es una reelaboración de su visión místico-filosófica del mundo, basada en el triunfo del amor sobre la muerte y la concepción del poeta como un mago y vidente que, a pesar de su intuición, recibe la sabiduría de la noche. Los Himnos a la noche inician el género del poema en prosa.
Antes de su muerte en 1801 escribió los Cánticos espirituales, su mejor obra mística, y dejó inconclusas dos novelas Los discípulos en Sais y Heinrich von Ofterdingen.
Esta nota y los textos de Noavlis que aparecen en este blog proceden de los Himnos a la noche, Cánticos espirituales. Seguido de una selección de Fragmentos, en edición de Américo Ferrari y traducción para los Fragmentos de Fernando Montes, para Círculo de Lectores (Barcelona, 2001).
Novalis. Fragmentos. Relatos
Relatos sin coherencia, pero con asociación, como los sueños, etc. Poemas -simplemente armoniosos y llenos de bellas palabras- pero también sin sentido ni coherencia -a lo sumo algunas estrofas comprensibles- deben ser como simples fragmentos de las cosas más diversas. La verdadera poesía puede tener a lo sumo un sentido alegórico en su conjunto y un efecto indirecto, como la música, etc. -Por eso la naturaleza es puramente poética- y tambén la habitación de un mago -de un físico- la habitación de un niño -uina habitación encantada y una despensa.
Novalis. Fragmentos. El cuento.
El cuento es en cierta forma el canon de la poesía -todo lo poético ha de participar de la naturaleza del cuento. El poeta invoca al azar.
martes, 18 de octubre de 2011
«Chiclana» de Frasquita Larrea
Entre
los textos que Frasquita Larrea dejó inéditos figura el siguiente
fragmento escrito en abril de 1811, poco después de la Batalla de la
Barrosa
«Chiclana»
¡Era un dulce rincón. Rincón alegre y festivo de la hermosa Andalucía que, alguna vez, la risueña primavera señaló por suyo. A lo lejos podéis divisar este ameno valle. La blanca población de Chiclana resalta entre el perpetuo verdor de sus bosques de pinos. A su espalda descuella una colina, coronada por un castillo de otros tiempos. Al amparo de su antiguo silencio reposan en paz los padres del pueblo. Al pie de sus tumbas derrama el viejo Salado sus nombradas aguas. Grupos de arrayanes, lentiscos, carrascas y algarrobos adornan el cerro del sur consagrado por una capilla pintoresca a Santa Ana, patrona querida del pueblo. Confiado en su protección, plantó sus viñas y sembró sus mieses el labrador; y cuando vino la cosecha cantó a su bienhechora.
Chiclana hacia 1800 |
«Chiclana»
«She
is a charming visionary!» he exclaimed. «Her mind is stored with images
of clasic interest & her heart is witness to circumstances on
national grievance. This is the true patriotism of Women»...
¡Era un dulce rincón. Rincón alegre y festivo de la hermosa Andalucía que, alguna vez, la risueña primavera señaló por suyo. A lo lejos podéis divisar este ameno valle. La blanca población de Chiclana resalta entre el perpetuo verdor de sus bosques de pinos. A su espalda descuella una colina, coronada por un castillo de otros tiempos. Al amparo de su antiguo silencio reposan en paz los padres del pueblo. Al pie de sus tumbas derrama el viejo Salado sus nombradas aguas. Grupos de arrayanes, lentiscos, carrascas y algarrobos adornan el cerro del sur consagrado por una capilla pintoresca a Santa Ana, patrona querida del pueblo. Confiado en su protección, plantó sus viñas y sembró sus mieses el labrador; y cuando vino la cosecha cantó a su bienhechora.
Colección Periñán |
¡Días
de paz, fiestas de flores y frutas, celebradas al son de guitarras,
panderos y castañuelas, en los campos de Santa Ana! Aún bulle en mi
memoria el murmullo de vuestro alborozo y se retrata en mi fantasía
aquel glorioso paisaje, cuando sumergiéndose el sol en el océano azul,
jugaban sus últimos rayos en el puro ambiente, formando una atmósfera de
fragancias, sonidos y colores alegres; y mientras la esplendente Luna
derramaba su ancha luz sobre la callada población de Chiclana y las
montañas, desvanecidas con el crepúsculo, volvían a aparecer en el
argentado oriente, aun tembleteaban en el magnífico piélago los reflejos
rosados del pasado día y se diseñaban sobre un horizonte de aéreo verde
las murallas de Cádiz. Los tonos del ruiseñor ondeaban en el perfumado
rocío; el incierto ladrido, el distante cencerro sonaban en la ligera
brisa... ¡Voz de contento en que multitud de dulzuras circulaban en este
ámbito de paz!... Viajero!, han pasado esos días como pasa el humo del
aloe! Vi al extranjero encender sus fuegos de guerra con la oliva de los
campos de Santa Ana, vi al cañón destructor amenazar desde los umbrales
de su Santuario, vi la risa del impío en la habitación del dolor, vi en
las parados semblantes la palidez de la impotente ira... y tomaron este
lúgubre silencio por resignación!... ¿qué sabe el vándalo de las penas
del alma?
Louis-F. Lejeune, Bataille de Chiclana, prés de Cadix, le 5 mai 1811 |
¡Días
de paz, pasados como pasa el humo del aloe! Lejos de vosotros, y
semejante a la nube sin agua, juguete de los vientos, entre los yelos de
otro clima, en la tierra del extranjero, vuestra idea acompaña mi
agitada carrera. Rayos de recordado placer penetran mi desabrida
soledad, aun cuando braman las cien voces del huracán y el infortunio
cae sobre mi corazón. Alzo los ojos al aplomado firmamento y sueño en
los horizontes celestes de mi Patria. Al través de un velo de neblina
miro los desnudos troncos y pienso en los mirtos, naranjos y laureles de
la Andalucía, vanos de sus días de diciembre.
¡Amor
de la Patria! ¡Lejos del alma exaltada aquella fría filosofía que desea
aminorar tu influjo, que te pinta como una ilusión de la fantasía, como
la brillante visión de un ánimo pequeño!... Varios intereses pueden
distraer el empeño nacional: pero el corazón es siempre patricio. En
aquel país en que primero hemos aprendido a amar y a sufrir, aquel país
encadena nuestros afectos; y el sentimiento nos hace patriota antes que
sepamos serlo por principio.
¡Amor
indeleble! Acaso si mi Patria fuese libre y feliz no habrían interesado
mi corazón las intrigas de su Gabinete, los mezquinos cálculos de su
interés comercial o de su ambición legislativa. Pero en su noble
infortunio, suyos son todos mis sentimientos. Cantaré sus virtudes,
disculparé sus errores y lloraré la falsa política de sus Jefes.
Frasquita Larrea
Museo Municipal de Cádiz |
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