Como señala Aguilar Piñal, el siglo XVIII es el gran siglo del Quijote y, aunque popularmente se entiende como un libro básicamente cómico, además de su estima como obra paródica, de su carácter de como sátira de los libros de caballería, también suele apreciarse la novela cervantina como utopía social. Don Quijote como vengador los abusos cometidos contra los más débiles.
El abogado Juan Antonio Aragonés, en el «Discurso Tercero» de su periódico El Amigo del Público (1763) se distancia de la lucha que mantiene muchos eruditos y críticos contra el teatro que más gozaba del favor popular y así denuncia:
El abogado Juan Antonio Aragonés, en el «Discurso Tercero» de su periódico El Amigo del Público (1763) se distancia de la lucha que mantiene muchos eruditos y críticos contra el teatro que más gozaba del favor popular y así denuncia:
«A este Cavallero andante [Don
Quijote] estan empeñados muchos en imitarle à pie quieto, pues veo, que se las
tienen tiessas con los muertos, riñen à cuerpo descubierto con las Comedias, y
luchas acerrrimmamente desde su quarto con los Toros; y no se passarà mucho,
sin que peguen tambien con los Tyteres, pues han dado en la quimera, que nos
han de privar en un todo nuestras diversiones, sin hacerse cargo, que un Pueblo
Apoderado de la ociosidad, puede con su cavilacion ocasionar gravissimos
disturvios, y causar los daños, que se han experimentado varias veces: no se
puede negar, sin dexarse llevar de la passion, que nuestras Comedias tienen sus
defectos; pero tambien debemos confessar, que con ellos se consigue el un fin
de los dos, para que se establecieron.»
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