La doncella que ahora me ocupa es Leonor, la protagonista de Don Álvaro o la fuerza del sino, el drama romántico que Ángel Saavedra, el Duque de Rivas, estrenó en 1835 y que está considerado como una de las mejores obras del Romanticismo español.
Figurín de Doña Leonor, realizado por Miquel Xirgu.
Archivo Xavier Rius Xirgu
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Leonor es efectivamente una doncella que, sin embargo, ha puesto en riesgo su honor al tratar de huir con un apuesto y joven indiano, Don Álvaro, siendo sorprendida por su padre que trata de impedir la romántica aventura y es asesinado accidentalmente por el protagonista.
Desconsolada, creyendo que su enamorado también ha muerto, huye de su casa y durante un año permanece escondida en casa de una tía suya, pero allí no encuentra la paz y vive atormentada por
los espectros y fantasmas | 570 |
que siempre en redor he visto. | |
Hasta que cansada de sufrir, decide buscar la liberación y pide socorro al padre guardián de un convento. Es entonces cuando parece encontrar cierta tranquilidad: Ya no me sigue la sombra | |
sangrienta del padre mío, | |
ni escucho sus maldiciones, | |
ni su horrenda herida miro, | 575 |
ni... |
Leonor confía en encontrar lo que busca, pero el destino no parece estar de su lado. La luna parece proyectar una luz negativa, que la protagonista no tarda en reconocer.
Escena III
(Se sienta mirando en rededor y luego al cielo.)
¡Qué asperezas! ¡Qué hermosa y clara luna!¡La misma que hace un año 425
vio la mudanza atroz de mi Fortuna,
y abrirse los infiernos en mi daño!
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