El escritor Pedro Ibáñez-Pacheco nació en El Puerto de Santa María el 30 de noviembre de 1833, en el seno de una familia de clase acomodada, compuesta por sus padres, Jacinto Ibáñez Pacheco y Sánchez y María Dolores Gállaga y Belaustegui, y el primogénito, Jacinto.
Su bisabuelo paterno, José Ibáñez Pacheco, nacido en Elguera (Montaña Cántabra), vino a establecerse a la ciudad portuense por motivos comerciales y aquí se caso con María Ruiz Tagle, también de tradicional familia comerciante y asimismo procedente del Norte. Los Belaustegui, acaudalada familia afincada en El Puerto, se dedicaban a los cultivos y negocios vitivinícolas. En 1836, Jacinto Ibáñez Pacheco, propietario y cultivador, se traslada con su familia a Cádiz.A los veinticinco años, Pedro era estudiante de jurisprudencia, pero al parecer no se graduó, posiblemente porque tras la muerte del padre en 1860, la economía familiar se resintiera y hubiera de ocuparse de los negocios.
En 1865, se casa con la gaditana Luisa Moreno, y fueron padres de tres hijos, Milagros, Ignacio y Juan. Propietario de situación holgada, pudo dedicarse a la política activa. En 1870 se halla en las filas del Partido Moderado. Cinco años más tarde, resulta elegido diputado provincial por el primer distrito de Arcos, y nombrado visitador de la Casa Matriz de Expósitos. Por sus servicios en el cargo, le fue concedida la «Cruz Blanca de Segunda Clase de la Real Orden del Mérito Militar»; posteriormente se le otorgarán los honores de «Jefe Superior de Administración Civil».
A partir de este momento parece dedicarse más a sus actividades literarias que a sus negocios, pues, tras diversos reveses de fortuna —de los que no se tienen más noticias— tuvo que aceptar en 1884 el cargo de Director del Hospicio Provincial de Santa Elena, donde murió al año siguiente, dejando a su familia sin recursos financieros.Como escritor colaboró en varias publicaciones periódicas entre las que destacan las revistas gaditanas La Verdad, donde publicó en varias entregas sus cuentos en verso, Cádiz, de Patrocinio de Biedma, y El Comercio.
Asimismo fue miembro de la Real Academia Gaditana de Ciencias y Letras, de la Provincial de Bellas Artes, y colaboraba con la Asociación de Cervantistas de Cádiz, de cuyo titular era gran admirador, pues llegó a reunir diecinueve ejemplares de El Quijote de singular edición.
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