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miércoles, 1 de junio de 2016

La contienda de los mosquitos. Bestiario

      A la disputa entre antiguos y modernos, en el ámbito literario, dedica Iriarte una curiosa fábula que tiene como protagonista al mosquito del vino.


Tomás de Iriarte. Fábulas literarias.

«La contienda de los mosquitos»

Imagen procedente de la edición de las Fábulas literarias ed. Calleja, 1893, en Biblioteca V. M. Cervantes

Es igualmente injusta la preocupación exclusiva a favor de la literatura antigua o a favor de la moderna    
Diabólica refriega, 
dentro de una bodega, 
se trabó entre infinitos 
bebedores mosquitos. 
(Pero extraño una cosa:
que el buen Villaviciosa 
no hiciese en su Mosquea 
mención de esta pelea). 
Era el caso que muchos, 
expertos y machuchos,
con tesón defendían 
que ya no se cogían 
aquellos vinos puros, 
generosos, maduros, 
gustosos y fragantes
que se cogían antes. 
En sentir de otros varios, 
a esta opinión contrarios, 
los vinos excelentes 
eran los más recientes,
y del opuesto bando 
se burlaban, culpando 
tales ponderaciones 
como declamaciones 
de apasionados jueces
amigos de vejeces. 
Al agudo zumbido 
de uno y otro partido 
se hundía la bodega, 
cuando héteme que llega
un anciano mosquito, 
catador muy perito, 
y dice, echando un taco: 
«¡Por vida del dios Baco!... 
—entre ellos ya se sabe
que es juramento grave—, 
donde yo estoy, ninguno 
dará más oportuno 
ni más fundado voto; 
cese ya el alboroto.
A fe de buen navarro, 
que en tonel, bota o jarro, 
barril, tinaja o cuba, 
el jugo de la uva 
difícilmente evita
mi cumplida visita; 
y en esto de catarle, 
distinguirle y juzgarle, 
puedo poner escuela 
de Jerez a Tudela, 
de Málaga a Peralta, 
de Canarias a Malta, 
de Oporto a Valdepeñas. 
Sabed, por estas señas, 
que es un gran desatino
pensar que todo vino 
que desde su cosecha 
cuenta larga la fecha, 
fue siempre aventajado. 
Con el tiempo ha ganado
en bondad, no lo niego; 
pero si él, desde luego, 
mal vino hubiera sido, 
ya se hubiera torcido; 
y al fin, también había, 
lo mismo que en el día, 
en los siglos pasados 
vinos avinagrados. 
Al contrario, yo pruebo 
a veces vino nuevo,
que apostarlas pudiera 
al mejor de otra era; 
y si muchos agostos 
pasan por ciertos mostos 
de los que hoy se reprueban,
puede ser que los beban 
por vinos exquisitos 
los futuros mosquitos. 
Basta ya de pendencia; 
y por final sentencia,
el mal vino condeno; 
le chupo cuando es bueno, 
y jamás averiguo 
si es moderno u antiguo». 
Mil doctos importunos
(por lo antiguo los unos, 
otros por lo moderno) 
sigan litigio eterno; 
mi texto favorito será
siempre el mosquito.

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