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sábado, 26 de septiembre de 2015

Fauna política

Cada año, cuando comienzo el curso, procuro plantearme alguna idea nueva que sirva de leit-motiv para estos «Trasteos hipertextuales». En esta ocasión, a raiz de una serie de trabajos de investigación, y el comentario de un colega, me he planteado la posibilidad de convertir parte de este blog en una serie de animalario alegórico, una especie de bestiario, con particular atención a su implicación política.
      La sátira, la caricatura política, ha optado con mucha frecuenta por la metáfora degradadora bien de tipo cosificador, bien de suerte animalizadora. De eso sabía mucho, entre otros ilustres escritores Bartolomé José Gallardo que, desde su periódico la Abeja española —metafórico ya en el título—, trataba de aguijonear a los reticentes al cambio político, los inmovilistas o reaccionarios que se resistían a abandonar el sistema del Antiguo Régimen que tantos privilegios les otrogaba. No es, desde luego, una idea original, pues la Revolución francesa sirvió de escuela también para la caricatura política. Y en España, Goya se inspiró en las fábulas de Samaniego para sus caricaturas políticas.



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       Esta línea de investigación, sobre la que seguiré hablando en futuras entradas, se ha visto actualizada recientemente con motivo de la campaña que culminará mañana con celebración de las elecciones catalanas; si bien es cierto que algunos políticos han sustituido la metáfora animalizadora por otro tipo de alegoría ficcional, relacionada con el lenguaje convencional empleado en las películas de indios y vaqueros. Un lenguaje, por cierto, en el que los indios también utilizan con frecuencia las metáforas animalizadoras, aunque no con intención degradadora.

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